![]() |
Funcionario del Polideportivo Arganzuela, en el tercer recuento |
SIH pelea en los despachos por una victoria que no
mereció en la pista
Vaya por
delante que esta no es una crónica al uso y es que, varios días después de que
empezara a disputarse, el partido que
enfrentaba a SIH con Kartoflen aún no ha concluido. En la pista del Polideportivo
Arganzuela, una canasta en el último segundo les daba el triunfo por un punto,
pero varias horas después el accidental cronista se percataba de que los
números no salían: el mesa que responde al nombre de Juanpar, con un fuerte
empanamiento había birlado un punto a SIH entre el primer y segundo cuartos. El
whatsapp echaba humo, divididos entre
clementistas y poetas, y finalmente se decidió denunciar la injusticia
contable que había impedido a los de SIH ganar un partido que, por cierto, merecieron perder.
Actualmente se busca fecha y hora para disputar una
prórroga, punto culminante de una astracanada con SIH como protagonista y
en la que no habrían desentonado gente tan querida como Quique Camoiras, María
Kosty, Rosa Valenty, Raúl Sender o Emilio Laguna. Más terrible es sospechar que
a lo mejor ese cinco tampoco habría desentonado a nivel baloncestístico con lo
ofrecido por SIH.
Por hacer una
crónica apresurada y, como hemos dicho, interruptus, diremos que el partido de
SIH fue lamentable. Ya al comienzo, Sanmiguel decidió no pasar inadvertido y se
presentó sin DNI. Tras porfiar largamente con el árbitro e incluso blandir los
papeles de unas recetas como justificante de su persona, el trencilla se mostró
inflexible, aceptando al parecer como única alternativa la cartilla de
racionamiento, y el rockero se tuvo que conformar con ejercer de entrenador. La cosa no empezó bien, y ya no hizo sino
empeorar.
Y eso que los
chicos de SIH, pese a la baja, se las prometían felices: había hasta ocho
jugadores y la clasificación y el partido de ida hacía pensar que el rival, que
además sólo tenía un cambio, era ganable. Nada más lejos de la realidad. Con un
buen jugador de toda la pista –tiraba de cerca y lejos, reboteaba…- y poco más
a nivel individual –acaso un tirador decente-, sólo necesitaron una buena
circulación de balón y cambios de lado en la pista para convertirse en un enigma
indescifrable para la defensa de los eclesiásticos. Defensa por decir algo, pues
sería más exacto hablar simplemente de cuando ellos tenían el balón junto a
cinco vestidos de naranja que no.
Con absentismo total en defensa y sólo con
Ulises aportando con cierta continuidad en ataque, SIH fue todo el partido a
remolque. Una pequeña reacción tras el descanso permitió a los de naranja
remontar y ponerse incluso con ocho puntos de ventaja en el último cuarto (51-43),
pero eso fue todo. Los vicios comentados
en la defensa y la obstinación en ataque permitieron a Kartoflen en dos
escasos minutos una canasta, un triple, un dos más uno… Un último fallo de los
de SIH en tiro libre dio paso a los siete segundos más largos de la historia,
con un par de palmeos, subir el balón con un par de dribblings e incluso dos pases,
el último para su tirador número 42 que con una canasta in extremis les dio, por unas
horas, la victoria.
Luego vinieron
el sainete, el recuento, la futura prórroga, las cervezas que a lo mejor el chaval de Kartoflen pagó exultante para nada, pero esto no debería despistar al
equipo de la realidad que se vio el sábado, donde cada uno aportó en la medida
de sus posibilidades para alcanzar la derrota. El murmullo de Roma, la
incertidumbre por la falta de Sumo Pontífice estos días, no puede ser eximente.
La vida, generosa, nos ha ofrecido una vía
de redención pero, al margen de ello, urge aquelarre.
Jugaron por SIH: Ulises (17), Mínguez (8, record anotador,
aunque la mitad están apuntados por el inefable mesa en detrimento de alguien),
Picos (8), Moreno (8), Portillo (4) –cinco inicial-, Ortiz (4), Juancar (2), Tino
(2).
Incidencias: El
partido se dio por concluido erróneamente con 52-53, por lo que habrá que jugar
prórroga. Tanto el mesa causante del problema como los dos árbitros del pabellón
llegaron tarde, lo que hace pensar o que viven amancebados o que, más probable, la víspera
hubo algo así como una cena de árbitros: una velada sin duda triste y a la que
extrañamente no invitaron ni a Picos ni a nadie de SIH.