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Los chicos de SIH y parte de la afición, tras la primera victoria de la temporada. |
Del mismo modo que, como sostenía el gran Hemingway, “un
hombre no existe hasta que se emborracha”, hay jugadores de SIH, seguramente
los mejores, que sólo liberan las mejores esencias de su baloncesto animados
por los efluvios espirituosos.
El alcohol, en ocasiones, es la única droga
capaz de desencadenar todo el genio oculto en el genoma de individuos elegidos
para la gloria, como se pudo contemplar este domingo en el Marqués de
Samaranch, donde los aguerridos jugadores de SIH, desafiando toda la lógica de
la edad biológica y los devastadores efectos de la resaca y la falta de sueño,
arrasaron sin mayor esfuerzo aparente a Panathimankos, un equipo joven y
voluntarioso que, seguramente, nunca pensó que iba a empezar la Liga de forma
tan aciaga, sobre todo teniendo en cuenta que en los tres enfrentamientos
anteriores habían derrotado a SIH.
Pero es que además, en un partido donde, dadas las
circunstancias etílicas de la plantilla, llegar al final ya hubiera sido un
éxito, los chicos de SIH lograron todo un hito en su historia: encadenar un
parcial de 28 a 0, dejando a Panathimankos sin anotar un solo punto hasta bien
entrado el tercer cuarto, un hecho sin precedente seguramente en las ligas
municipales en los últimos años.
Si SIH logró mantener su aro virgen durante tantos minutos
fue debido a una defensa férrea, con hegemonía manifiesta en rebotes y
anticipación tanto en el perímetro como en la pintura; una defensa que debería
estudiarse en todas las escuelas de baloncesto a partir de ahora como
asignatura obligatoria. Y qué decir del referente defensivo, el gran Foro, gran
caminador nocturno, conocedor como nadie de los entresijos del organismo
humano, superviviente de la noche que, con el alba, se convirtió en todo un
killer, dejando sin aliento a los atacantes de Panathimankos.
También abajo mandó Álvaro, que tocaba todos los balones en
tres metros a la redonda; mientras Efrén y González dejaban claro a los
contrarios que por la pintura de SIH nunca es fácil transitar con facilidad,
mientras que, un poco más lejos del aro, Moreno grabó una nueva muesca en su
revólver anotador.
Y qué decir de la dirección del juego, con un Portillo que,
si bien no anotó, fue clave para la victoria y mostró una vez más toda su magia sobre la cancha; con un Ulises, como siempre letal en
los contraataques; con un Ortiz, defensor tenaz y sabio conocedor de los ritmos de
juego, que fue capaz de dormir el partido cuando SIH más lo necesitaba.
Y cómo olvidar al gran protagonista, Guille, que las metió
de todas las maneras, cuándo y cómo quiso, que con sus triples destrozó la
moral del contrario, que se clavó él solito ni más ni menos que 22 puntos;
vamos un crack en toda regla.
Y cómo describir con palabras la labor concienzuda y genial
de la Dirección Técnica, de ese pedazo de míster que fue capaz, partiendo de
los rescoldos que dejó la noche negra, apenas un tímido fulgor ligeramente
humeante, de armar un gran incendio en el Samaranch, haciendo los cambios
adecuados en el momento oportuno, pronunciando palabras de ánimo, dibujando los
esquemas tácticos más acertados, convirtiendo unas ascuas en un fuego arrasador
y purificador que hubiera convertido en cenizas a cualquier adversario de
cualquier nivel.
Por último, este humilde cronista no puede evitar despedirse
sin lanzar un consejo a los responsables del cuerpo técnico: que obliguen a los
integrantes de este equipo a probar las mieles de la noche antes de cada
partido importante, al menos hasta la respetable hora de las cinco de la
mañana, que tampoco es cosa de venir sin dormir y acabar abusando.
FICHA TÉCNICA
Resultado final: Panathimankos 21 – SIH 36
Resultados parciales: 0-6, 0-9, 5-16 y 16-5.
Jugaron por SIH: Efrén, Guille (22), Moreno (2), Portillo,
González, Foro (4), David (2), Álvaro y Ulises (6), con la dirección técnica de
Andrés.