-->
 |
Tino da Silva, el Gran Capitán. |
Un buen equipo de baloncesto ha de tener necesariamente un
buen capitán, un jugador respetado por todos que destaca, amén de por sus
cualidades estrictamente deportivas, por ser capaz de generar sensaciones
colectivas y movilizar energías que, si bien parten de distintos jugadores
dotados de diferentes cualidades y sensibilidades también dispares, acaban
configurando una corriente única, corriente que, como ocurre con un conjunto
sinfónico dirigido con maestría, acaba fluyendo de forma natural, como un todo
armónico.
SIH llevaba, no vamos a negarlo, algunos partidos en los que
esa energía natural no fluía como antes. Las razones de la falta de armonía
eran diversas. Que si el euro se está acercando peligrosamente a la paridad con
el dólar (hecho este de consecuencias imprevisibles que sin duda hace mella en los
jugadores), que si este año el ozono troposférico está alcanzando niveles
preocupantes (sobre todo en Majadahonda), que si muchos alcaldes se están dando
cuenta de que empedrar los viales con adoquines es muy atractivo desde el punto
de vista estético pero acaba generando quejas de los conductores que, por
supuesto, prefieren el asfalto por muy feo que resulte… En fin, que razones hay
bastantes, y si entramos en un debate en profundidad nos podríamos aventurar en
una madeja de argumentos y disquisiciones que para qué.
Sin embargo, y tras mucho marear la perdiz, este domingo por
fin SIH volvió a encontrar a la solución definitiva a todos los problemas, su
bálsamo de Fierabrás particular, en la figura emergente, cual Ave Fénix
rediviva, de Tino, su gran capitán, que volvió a encontrar las sensaciones y se
marcó un partidazo, con dos triplacos incluidos.
El efecto fue contagioso, la
euforia volvió a las filas naranjas, y después de varios encuentros fallidos SIH
volvió a funcionar como un solo hombre. Liderados por su capitán, todos
anotaron, todos jugaron, todos combinaron y, lo que es más importante, todos
disfrutaron.
Lo que se vio el domingo en el Samaranch durante 60 minutos
serviría para completar varias enciclopedias de baloncesto, sería más que
suficiente para que alguien promoviera una cuestación popular (ahora se llama
crowfunding o algo así) para que algún alcalde honesto, o al menos algún
alcalde, erigiera un monumento de granito en loor del virtuosismo de SIH, de su
espíritu de lucha y de su inacabable capacidad a la hora de encajarse en la
boca cualquier recipiente que contenga cerveza o alguna traza de alcohol (y eso
sin entrar en otras sustancias menos fermentadas).
Todo el equipo funcionó a las mil maravillas, empezando por
su entrenador, que haciendo un esfuerzo sobrehumano supo aguantar la tensión y
estar al pie del cañón mientras sufre en silencio la gravísima lesión tendinosa
que le mantiene convaleciente y fuera de las canchas los martes por la noche.
El partido se presentaba complicado, sobre todo en la
pintura, ya que Impresentables sacaba muchos centímetros y muchos kilos a los
hombres de SIH, que a su vez les aventajaban en años vividos (lo que no es
tampoco ninguna ventaja). Por una vez SIH logró ganar el salto inicial y
estrenar el marcador de la mano de Porti, que dio paso al estreno de Tino,
quien desde el principio enseñó los dientes a los contrarios y mostró la senda
a seguir al resto del equipo.
Mientras, González y Foro mostraban a los
contrarios que ser más joven y más alto y más listo y jugar mejor no sirve de
nada si no eres más guapo. En fin, que los rebotes, en ataque y en defensa,
caían del lado de SIH, generando acciones de ataque, dirigidas magistralmente
en este primer periodo por Ortiz.
En el segundo periodo Impresentables vio materializarse
todos sus temores porque Ulises pisó cancha y empezó a hacer de las suyas, y
las suyas se llaman, por ejemplo, ocho puntos consecutivos. Así las cosas, se
llegó al descanso con una ligera ventaja para SIH (14-17).
En el tercero volvieron a hacerse fuertes los hombres de la
pintura, animándose incluso a anotar (ya lo podrían a hacer más a menudo)
mientras Tino se estrenaba como triplista dejando anonadados a los hombres de
Impresentables. Ya en el inicio del cuarto periodo, cuando el adversario
albergaba una tímida esperanza de remontada, nuestro Gran Capitán volvió a armar
el brazo desde los 6,25 y, cual Portillo, volvió a fusilar con precisión el aro
contrario. Efrén, Mínguez, Ortiz y Moreno (que definitivamente parece haber
recuperado su letalidad desde los cuatro metros esquinados) acabaron de fusilar
a Impresentables, un buen equipo que tuvo la mala suerte de cruzarse con SIH y
con su capitán el día que decidieron recuperar el terreno perdido.
Hay quien dice que es demasiado tarde, que este resurgir
llega con la temporada ya finiquitada. Puede ser, pero desde luego no me gustaría
estar en la piel del próximo rival de SIH, Un domingo cualquiera, que disputará
a este equipo de leyenda el último partido de la temporada. Para no perdérselo.
FICHA TÉCNICA
Resultado: Impresentables 34 - SIH 47
Resultados parciales: 5-6, 9-11, 7-11 y 13-19.
Jugaron por SIH: Efrén (4), Mínguez (3), Foro (5), Ortiz (6), González (4), Tino (10), Moreno (2), Porti (2) y Uli (10).