Un día, dentro de muchos años, cuando luengas barbas blancas adornen mi rostro y mi diestra tenga que empuñar, entre ataque de gota y subidón de azúcar, un firme cayado con el que apoyar al maltrecho cuerpo en su lento camino hacia la decadencia final, me acordaré de días como hoy. Contaré a aquel que quiera escucharlo que yo tuve el honor de formar parte de formar parte de aquel legendario equipo de baloncesto; sí, podré relatar cómo tuve el privilegio de jugar junto a Ulises, Portillo, Picos, Ortiz, Juanjo, Juan Carlos, Andrés, Efrén, Foro, Tino, Moreno, y otros tantos, y cómo, en días como el de hoy, logramos alcanzar la gloria.
Los hasta ahora invictos líderes de la Liga cayeron de rodillas ante nuestra estrategia, buen juego y garra. Con una edad media unos 15 años inferior, no se esperaban la tunda que finalmente les ha caído. Como los buenos edificios, el partido de hoy fue construido con solidez desde su base. Los ingredientes de la victoria no fueron otros que una impecable dirección técnica (habrá que blindar al míster para que no nos lo fichen por ahí), una gran defensa siguiendo el clásico esquema de caja y uno, que descolocó a la estrella del equipo rival, y un ataque aguerrido de la mano de Portillo (intratable), Ulises (estratega), que dieron una exhibición con 15 puntos por barba, y un Ortiz más ordenado que nunca que supo manejar las riendas del equipo con inteligencia. Pero hoy todos brillaron. Qué decir de Picos, poder bajo los aros, Foro, cada día más fuerte, Juanjo, rápido cual centella, Juan Carlos, luchador infatigable, Tino, el capitán coraje, o Andrés, el hombre que vive para el basket y que hoy demostró sus conocimientos.
En definitiva, tras jugar como hoy hemos jugado, sólo nos queda un reto por cumplir. Acabar invictos la segunda vuelta. A por ellos, rehostia.
PD: Por cierto, el que se haya quedado con el acta en el bar que ponga los anotadores a través de un comentario, si es que no la he perdido yo en maremágnum de mi mudanza vital.