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Ortiz y Juancar El Maestro, dos fenómenos. |
Por el Míster.
La estrategia, pensada por mí y sólo por mí, de que el 90 por ciento de SIH saliese de juerga el sábado dio buen resultado. ¿Porqué? Por la tradición de los juegos municipales de que el partido lo gana el equipo con menos efectivos y que viene de resaca, que volvió a cumplirse.
La estrategia, pensada por mí y sólo por mí, de que el 90 por ciento de SIH saliese de juerga el sábado dio buen resultado. ¿Porqué? Por la tradición de los juegos municipales de que el partido lo gana el equipo con menos efectivos y que viene de resaca, que volvió a cumplirse.
Los reverendos naranjas supimos
mezclar con sabiduría a la vieja guardia (Efrén y Juanjo, supervivientes del
equipo de 2004) con savia nueva (Alvaro Romero), y la combinación fue una aceptable
defensa y mejor cierre del rebote, con robos de balón en el perímetro que
permitieron contragolpes culminados por Ortiz y Ulises, el primero el más
destacado del partido junto al pívot del grupo Prisa, que firmó uno de los
mejores debuts en la historia del equipo, aunque luego casi tira por tierra todos
sus méritos con un indigno comentario al entrenador en los vestuarios
("¿para qué te duchas si no has jugado ni un minuto?", se atrevió a
decir esa rata del patinete, carne de banquillo).
En
ataque estático se empezó también como en 2004, es decir, con un juego caótico del
que nos salvó que los contrarios estaban todavía más empanados que nosotros. Un
quinteto titular poco habitual formado por Ortiz, Juanjo, Efrén, Foro y Alvaro,
podía hacer pensar en problemas, pero sólo a quienes no recordarán a las viejas
estrellas del equipo, ante unos Evaristos que habían llegado con 10 integrantes
(o quizá más) y parecían más frescos.
Foro
y Ortiz marcaron el compás en ataque en el primer cuarto (9-6), mientras todo el
equipo iba acoplándose en tareas y ayudas defensivas y en cortar segundas
opciones trabajando unidos como hermanos por el rebote. Romero iba
transformándose en una bestia parda de intimidación y captura de rechaces. En
el segundo parcial salió a cancha Tino, que aportó su sacrificio habitual pese
a que rebosaba de ron y las bandejas se le escapaban de dentro por milímetros.
Juanjo
aportó en el cuarto uno de sus dos típicos tiros-marsupia de media distancia con
los que deleitó a la grada. Ésos que comienzan con un brinco con el cuerpo
encogido y el balón a la altura de la barriga, de donde las zarpas lo van
sacando adelante para acabar impulsándolo con un golpe final de muñeca.
Imparable el rockero de la Ermita del Santo.
Antes
del descanso permitimos a los contrarios acercarse, pero Foro comenzó lo que
sería una de las notas características del partido: su conexión con Romero. Recordando
a algunos al mítico Pinone, jugó como un auténtico base distribuidor en el
poste alto, conectando con el pálido patinador, que demostró que desde debajo
del aro (pero muy debajo) es letal (marcador, 22-18).
Para
el tercer cuarto reservábamos a Ulises, que hizo un gran esfuerzo y llegó en el
intermedio tras una larga noche de fiesta en fiesta por casi todo Madrid. Tras
un inicio titubeante, el base se asentó, coló dos 2+1 y puso los cimientos de
la ventaja que sería definitiva. Ortiz, con nuestro único triple del partido,
puso 8 puntos de distancia, y Romero, tras capturar un rebote ofensivo, colocó
el 34-24 para afrontar el último cuarto.
Esos
12 minutos no tuvieron mucha historia. Otra canasta de Alvaro y el segundo 2+1
de Ulises nos colocaban 15 arriba, aunque en los minutos finales nos remontaron
sin que llegara a olisquearse peligro. Fue el día en que las viejas esencias de
SIH volvieron a las canchas del Samaranch.
FICHA TÉCNICA
SIH
42-Evaristos 35 (Parciales: 9-6, 13-12, 12-6, 8-11)
Jugaron
por SIH: Juanjo (4 puntos), Efrén, Ortiz (15), Romero (8), Foro (6) --quinteto
titular-- Tino y Ulises (9). Juan Carlos y Andrés, táctica y estrategia.
2 comentarios:
Sois grandes, chavales; tal como pintaba la noche nunca pensé que llegaríais a ser cinco, y mucho menos a ganar. Somos los mejores.
Mención especial al capi que hizo el esfuerzo de venir (en sus circunstancias de alcohol y sueño) y se llevó un regalito de nuestra alcaldesa
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