lunes, 17 de enero de 2011

EL NABO DE TELESFORO


En tierras de Campos todavía cuentan la historia de Telesforo, el nabo y el panal de miel. Telesforo era un agricultor modesto en la apariencia, aunque de gran inteligencia, que tenía un terreno donde gustaba de cultivar distintas hortalizas y frutales, así como de cruzar distintas especies para hacer aprovechamientos provechosos para el mercado agrícola mundial. Un buen día, decidió cruzar apios y nabos, y plantó el fruto de sus esfuerzos en la tierra regada con su sudor durante tantos años. No obstante, como su mente bullía de ideas sobre orgías botánicas diversas, olvidó pronto al germen de apionabo, que bajo la tierra, en la oscuridad, germinaba. Y no sólo germinó, sino que empezó a crecer, y crecer, y finalmente, al cabo de varios años (era tímido e inseguro), nuestro apionabo empezó a asomar en la superficie, dando una idea preliminar, pero muy prometedora, de sus dimensiones y de su potencia como recurso alimentario inagotable para la humanidad.


El resto de agricultores del mismo pueblo, un grupo de mediocres muy envidiosos de la brillantez modesta de Telesforo, fueron los primeros en ver aparecer el nabo, y quedaron admirados de sus dimensiones mientras que su legitimo creador, que llevaba ya varios meses encerrado en su cocina ocupado con nuevos cruces botánicos, seguía en su mundo interior. Los envidiosos quisieron arrebatar aquella enormidad a Telesforo pero, en lugar de saltar a su terreno y tratar de llevárselo, les pudo también la codicia intelectual, y se vieron capaces de quedarse con el nabo engañando a nuestro agricultor, y riéndose por tanto en su cara. Para ello, recurrieron al elemento que más repugnancia le daba a Telesforo: la miel. Untaron toda la superficie de nabo con tan pegajosa sustancia y alertaron a Telesforo de que tenía un asqueroso panal de miel en su terreno y que ellos, conscientes de sus reparos y como buenos vecinos que eran, le iban a ayudar a librarse de tan infecto objeto.


Pero nuestro héroe, al acercarse al apionabo vestido de panal guiado por sus vecinos, recordó de pronto el lugar, ya que había enterrado meses antes a su gato en el mismo sitio para que sirviera de abono para su nueva creación, dejando los bigotes del desdichado animal suspendidos de una margarita silvestre. Su apacible rostro mudó el gestó y una mueca de ira de agricultor atacado iluminó sus augustas facciones. Los desdichados de sus vecinos trataron de huir, pero tenían pies y manos llenas de pringosa miel y no eran lo bastante rápidos, pues la tierra se les adhería a las extremidades. Telesforo los descabelló a todos e hizo con tanta peluquería un cepillo para quitar la miel del apionabo, que quedó resplandeciente y le procuró fama y gloria hasta el final de sus días en el gremio de los inventores agrícolas del mundo entero.


Los envidiosos de su genio, todos calvos, siguen notando los dedos pegajosos, y cuando se reúnen a jugar a la pelota no consiguen librarse de cierto estilo empalagoso, como la miel. Por cierto, hay quien asegura que el agricultor se llamaba David, y no Telesforo, pero yo no me lo creo.


FICHA TÉCNICA


Resultado final: Los Suaves 27- SIH 31

Resultados parciales: 12-9, 2-3, 7-4 y 6-15.

Anotadores: Picos (9), Foro (6), Uli (5), Ortiz (5), Tino (3), González (2) y Moreno (1).

miércoles, 12 de enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

LA FÁBULA DEL SUPERJUGADOR Y EL PRESUNTO ÁRBITRO


Es cierto que Picos volvió pasar como una apisonadora sobre los contrarios, que Tino hizo un pedazo de partido sorteando la defensa contraria como una bestia parda, que Porti volvió a brillar una vez más y que otros tantos jugadores consiguieron construir un partido enorme para este equipo, pero la exhibición de Ulises fue tremenda, incontestable. Casi sin descanso, no sólo mantuvo el partido en un ritmo frenético que hizo que SIH estuviera por delante del marcador casi todo el encuentro, sino que metió canastas imposibles y supo leer el juego donde la mayoría de los mortales no hubiéramos visto nada de nada. Que luego perdiéramos frente a Arabescos, que supieron hacer una gran remontada, y frente al presunto árbitro (hay que reconocer que no supimos aprovecharnos de su mediocridad), es lo de menos.


Derrotas como la de ayer querría ver yo muchas, aunque nos haya quedado la cara de tontos del niño al que se le cae al suelo el helado cuando está a punto de meterle el diente. Pero así es la vida, y así es el baloncesto, amigos, a quien no le guste que se dedique al punto de cruz, que da menos decepciones, pero también menos alegrones.


SIH empezó el partido con mucha entereza en defensa y un gran ataque liderado por Uli y Portillo, que cristalizó en sendos triples de Tino y Uli que pusieron al equipo con una ventaja de hasta siete puntos. Pero como ya ha demostrado en otras ocasiones, Arabescos no es rival pequeño y lograron ir rebajando la distancia hasta acabar el cuarto sólo dos por debajo. Por cierto que en este primer periodo el presunto árbitro, el señor Valverde, empezó a lucirse con una técnica a Uli tan justificada como la invasión de Afganistán.


En el segundo cuarto SIH se mantuvo por delante gracias sobre todo al empuje de un Picos enorme, tanto en la pintura como desde la línea de 6,25, pero el extraordinario acierto en el tiro, de dos y desde la línea de tiro libre, de los de Arabescos, junto con su buen juego interior, les mantuvieron vivos en todo momento, llegando a la mitad del encuentro sólo tres puntos por debajo.


Las distancias se alargaron al arranque del segundo tiempo de la mano de la combinación letal formada por Uli y Tino, que hizo uno de sus mejores partidos, si bien el mejor jugador del contrario, Ruiz (el 4) fue imparable para nuestra defensa, y siguió haciéndonos rotos por doquier. Aún así, llegamos al último cuarto con una ventaja holgada (8 puntos) que hacía pensar en una victoria al alcance de la mano.


Pero con el cuarto vino el mazazo. La persona que trataba de hacer de árbitro sin éxito siguió demostrando sus escasos conocimientos en la materia y desequilibrando un encuentro que hubiera sido mucho más bonito con un árbitro en la pista. Las expulsiones por faltas de Foro y Tino, que estaban calientes (en el sentido baloncestístico del término, quiero decir), acabó de facilitar la remontada de Arabescos, pese a los esfuerzos de Uli y Picos por equilibrar la situación. Finalmente, una racha de nueve tiros libres seguidos sin fallar uno acabó dando la victoria a Arabescos.


Por último, aunque no sea costumbre de este humilde cronista (es la primera vez que lo hace), en esta ocasión el hipotético árbitro, llamado señor Valverde, se merece un capítulo aparte. Y no es por no tener los conocimientos suficientes para aspirar a arbitrar ni la liga de un jardín de infancia, ni siquiera por perjudicar claramente a un equipo en detrimento de otro, sino por su clamorosa falta de educación y modales. Un árbitro puede ser malo (hay muchos) e incluso muy malo, pero no puede hacer lo que hizo este individuo, negándose incluso a dar la mano a los jugadores al término del encuentro, haciendo gala de una falta de deportividad y educación impropia de una persona que, en definitiva, se supone también deportista, y más clamorosa si cabe en una competición (los Juegos Municipales) donde debe primar precisamente la deportividad, ya que no nos jugamos nada. El balance final de faltas (25 de SIH por sólo 10 de Arabescos) habla por sí solo, teniendo en cuenta además que Arabescos es el equipo que estuvo todo el partido teniendo que remontar. En fin, que al señor Valverde, aspirante a árbitro de liga municipal, igual se le daba mejor y era más feliz lidiando con otras disciplinas donde dar rienda suelta a sus desafueros. ¿Por qué no el punto de cruz, señor Valverde?



FICHA TÉCNICA


Resultado: Arabescos 60- SIH 56

Parciales: 15-17, 10-11, 13-18 y 22-10.

Faltas: Arabescos 10- SIH 25

Anotadores: Uli (19), Picos (13), Tino (12), Portillo (8), Foro (2) y González (2).