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| Foto: Abdullah Bin Sahl (Flickr) |
Fue el de este domingo un encuentro de alto nivel, de baloncesto excelso, sin tacañerías, chispeante, favorecedor del talento antes que conservador del resultado; ofensivo más que defensivo, un partido en definitiva sólo al alcance de equipos maduros como SIH.
Una vez más los eclesiásticos hicieron gala de su buen hacer y de la generosidad de su baloncesto, generosidad que llegó hasta el punto de desarrollar un juego más tendente a crear y hacer disfrutar a su afición que al mero resultadismo. Porque, en determinados momentos de la vida de un equipo, no todo tiene que centrarse en ganar, un concepto que no deja de reflejar una sensación fugaz y de corto recorrido; mientras que el buen hacer, la nobleza y la pedagogía (¡qué no podríamos decir aquí de la pedagogía!) son apuestas permanentes y fértiles, que abonan el camino para aquellos que han de sucedernos en los futuros caminos de la gloria baloncestística.
Porque ganar, lo que es ganar, claro, se podía haber ganado; pero en esta ocasión fue otra la motivación de los integrantes de SIH, que tenían enfrente a un equipo joven, lleno de ilusión, que claramente necesitaban de la victoria más que los naranjas; por ello, fruto de un íntimo convencimiento colectivo, sin acuerdo previo pero todos a una, SIH apostó por la pureza de formas y conceptos y por no frustrar el desarrollo de los chavales que tenían enfrente con una dura derrota en una fase tan incipiente de sus vidas deportivas (a fe mía que por lo general no tenían ni siquiera 40 años).
Con ese planteamiento, SIH dejó jugar al rival, sin defensas agobiantes, sin presiones excesivas en la línea de tres, sólo insinuando, ofreciendo maravillosos detalles de calidad, para que se sintieran cómodos, para que los contrarios, un equipo noble y de buenas maneras, afinaran su puntería, y se llevaran una victoria fácil y repleta de enseñanzas para ellos.
Una vez más los eclesiásticos hicieron gala de su buen hacer y de la generosidad de su baloncesto, generosidad que llegó hasta el punto de desarrollar un juego más tendente a crear y hacer disfrutar a su afición que al mero resultadismo. Porque, en determinados momentos de la vida de un equipo, no todo tiene que centrarse en ganar, un concepto que no deja de reflejar una sensación fugaz y de corto recorrido; mientras que el buen hacer, la nobleza y la pedagogía (¡qué no podríamos decir aquí de la pedagogía!) son apuestas permanentes y fértiles, que abonan el camino para aquellos que han de sucedernos en los futuros caminos de la gloria baloncestística.
Porque ganar, lo que es ganar, claro, se podía haber ganado; pero en esta ocasión fue otra la motivación de los integrantes de SIH, que tenían enfrente a un equipo joven, lleno de ilusión, que claramente necesitaban de la victoria más que los naranjas; por ello, fruto de un íntimo convencimiento colectivo, sin acuerdo previo pero todos a una, SIH apostó por la pureza de formas y conceptos y por no frustrar el desarrollo de los chavales que tenían enfrente con una dura derrota en una fase tan incipiente de sus vidas deportivas (a fe mía que por lo general no tenían ni siquiera 40 años).
Con ese planteamiento, SIH dejó jugar al rival, sin defensas agobiantes, sin presiones excesivas en la línea de tres, sólo insinuando, ofreciendo maravillosos detalles de calidad, para que se sintieran cómodos, para que los contrarios, un equipo noble y de buenas maneras, afinaran su puntería, y se llevaran una victoria fácil y repleta de enseñanzas para ellos.
Como equipo noble y veterano, SIH no podía consentir cargar en su conciencia el haber acabado antes de tiempo con el buen ánimo de un buen equipo que está empezando, ya que por encima del resultadismo está el fomento del deporte y las competiciones municipales (por cierto, señora Carmena, ¿para cuándo una humilde placa en una calle de Madrid reconociendo las aportaciones de este equipo a la deportividad y las conductas saludables en este nuestro Municipio?).
FICHA TÉCNICA
Resultado final: SIH 81 - GHV 115
Parciales: 22-31, 8-30, 25-31 y 26-23.
Jugaron por SIH: Juancar (coach), Juan (15), Mínguez (4), Uli (19), Ortiz (8), González (9), Foro (6), Guille (16) y Tino (4).
