EL EFECTO ATILA

Dicen que en baloncesto gana el que mete más canastas, pero no siempre es así. También hay equipos, como el cada vez más épico SIH, que ganan simplemente metiendo miedo al contrario. Esta es, amigos, la esencia de la victoria del pasado sábado, una demostración de coraje, de garra y de constancia. Que nadie se llame a engaño: el equipo contrario, que no merece la pena ni citar, no dejó de acudir por dejadez o resaca, como argumentarían los escasos representantes de esa formación que aparecieron sobre el parqué; no fueron por el pavor que SIH empieza a inspirar en sus contrarios, tras nuestro reciente rosario de victorias. (En la foto podéis ver a uno de los jugadores contrarios tras saber que tenía que jugar al día siguiente contra SIH).

Dicen también que por donde pasaba el caballo de Atila no volvía a crecer la hierba; pues bien, en nuestro ya incluso antes de que lleguemos nadie se atreve a levantar un balón de baloncesto. Nunca dejaremos de hacer honor a nuestro nombre. Somos la hostia.

Inconmensurable Picos

Sí, ya sé que un equipo de baloncesto gana sólo si todos juegan, sé además que contra Aeronáuticos ha habido más jugadores, como Ortiz o Guille, por decir algunos nombres, que se han salido, pero lo de Picos se ha sido la hostia. Ha sabido elegir ese momento clave de todo partido en el que la victoria decide con quién pasar la noche, ha sabido conquistarla y, finalmente, llevársela a la cama. Once de golpe. Una canasta, dos triples y un dos más uno para rematar. Y los contrarios, a por flores al campo.

Bien es cierto que hasta llegar hasta ahí todo el equipo ha sufrido lo suyo, sobre todo un Guille que ha vuelto a sufrir en sus costillas, si bien con algún alarde dramático, la falta de pericia de los rivales, que llevaban dibujada en la cara una pregunta: ¿pero estos son los últimos?

Aunque el partido comenzó con un triple de Aeronáuticos, SIH hizo esta mañana, sin duda, el mejor arranque de un encuentro de toda su historia. Al triple inicial, un inspirado SIH de la mano de Ortiz le endilgó un parcial de 0-8 al rival, con dos canastas del propio base y otra de Guille. También andaba muy inspirado un David Noguerales, que dejó claras las cosas con tres canastas consecutivas. Mediado el primer cuarto, entró Portillo para dar más aire, y lo consiguió.

Aeronáticos tuvo que pedir tiempo para cambiar la defensa. Con la individual les estábamos barriendo del mapa. Su zona nos bloqueó y acabaron remontando a base de contraataques. Al final del primer cuarto, perdíamos por 21-16.

En el segundo empezó a aparecer Picos y jugamos más fluido. Afortunadamente, los bases estaban estupendos y Guille no bajaba el ritmo, forzando faltas y metiendo canastas. Ellos tuvieron su pájara y llegamos a la mitad del encuentro con un ajustado 28-26 en contra. Habíamos superado el bache.

En la reanudación, el partido siguió en un puño, y finalmente llegamos al último cuarto con una ventaja de un solo punto (33-34). Ahí nuestro hombre del día estalló como un huevo en un microondas y clavó cuatro canastas seguidas, dos de tres y un dos más uno incluido. Con los rivales inermes, Ortiz y Portillo no fallaron en los tiros libres y el partido acabó siendo nuestro 49-41.

Quedan muchas cosas por contar y nombres por citar, pero tampoco lo voy a hacer yo todo, coño, que para eso tenéis los comentarios.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SIHOOOOOOOSSSSSTIIIIIIIIAAAAAAAAAA!!!!!!!!

LA AFICIÓN, LO MEJOR

La mala suerte en el ataque, junto con la falta de oxígeno, fueron los dos factores que precipitaron la derrota del pasado sábado frente a Garme, los segundos clasificados, por 30-45 (más o menos). La verdad es que la falta de acierto fue clamorosa, tanto en tiros de campo como en tiros libres, mientras que ellos tuvieron cierta suerte en algunos de sus tiros, por decirlo de alguna forma. La defensa no estuvo mal, pero no fue suficiente. Como siempre, no vale sólo con mantener más o menos a raya al contrario, también hay que meter puntos para ganar, y con 30 puntos no creo que sea fácil sacar adelante un partido.

Afortunadamente, si en algo estamos ganando este año, es en afición, que acude fiel a su cita y apoya al equipo en los momentos amargos (que son muchos). Por ello, la foto de esta semana va por ellos.