martes, 23 de noviembre de 2021

UNA VICTORIA DE CARÁCTER

 

 
Por Álvaro Cows

En los años ochenta, Lavapiés no era un barrio fácil para un niño, ni Usera, ni la Elipa de los noventa; por no hablar de Entrevías, donde los problemas derivados de la epidemia de heroína y la escasez de dinero eran incluso mayores. Descubrir el mundo tampoco era un asunto sencillo en Parla, ni en el lejano distrito de Peñagrande. En aquella época, empezar a botar el balón en un destartalado pabellón del barrio chino de Palma no era lo mismo que acudir a un colegio de pago de las afueras y había que ser muy valiente para desafíar al frío en las canchas de Albacete o, algún tiempo después, en los patios de Logroño, donde cualquier debilidad era señalada con crueldad por tus compañeros. Pero si algo aprendieron los eclesiásticos de su niñez, que es cuando se forja el carácter de las personas, fue a que siempre hay que echarle un par de narices a la vida y que no hay que rendirse nunca, porque para los que luchan, hay recompensa.

El botín, en este caso, fue una nueva victoria de SIH, la segunda consecutiva, y aunque sobre el papel los 11 puntos de ventaja con los que se cerró el marcador invitan a pensar en un plácido paseo, no fue tarea fácil. Para lograrlo, los naranjas tuvieron que tirar de oficio, templanza y mucho sacrificio para dejar en aguas de borraja los intentos de los Maritornes por alcanzar a los eclesiásticos, lanzados en el ataque por Uli y Guille, imparables una vez más sobre el flamante parqué del Samaranch. Así arrancó el encuentro, con un parcial de trece cero que, al descanso, se quedó en un holgado pero trabajado 23 a 11.

Tras el paso por los vestuarios, Maritornes lograron ponerse a solo cinco puntos aprovechando cierto despiste de los eclesiásticos, pero entonces una bombita mágica de González que casi llegó a tocar el techo del pabellón dinamitó las aspiraciones de los atónitos rivales. Quienes no conocen a este jabato curtido en la periférica Peñagrande tildaron aquella canasta de producto de la suerte. Sin embargo, para sus amigos, solo fue una más de las maravillas con las que adereza los entrenamientos. Y tras la detonación, la férrea defensa de Tino, Foro y Álvaro, que construyeron una muralla infranqueable gracias al hormigón traído del castizo Lavapiés, la ruda Entrevías y el barrio chino de Palma, dio nuevos bríos al dúo atacante, dos jugadores a los que no les duelen prendas en reconocer que llevan a La Elipa y La Rioja en el corazón.

Además, no estaban solos, todavía faltaba por ver en acción a Carlos, el titán reboteador de Usera, y contemplar con gozo como, tras la lesión, Juan regresaba ágil a los contragolpes tal y como antaño corría por las calles de Albacete. También David sacaba a relucir su picaresca parleña para poner las cosas difíciles a los bases rivales, anular su juego y llegar con una ventaja de ocho puntos al último cuarto. “Cuidado, que si empiezan a enchufar triples podemos tener problemas”, alertaba con honestidad el escolta. Pero la temida remontada del oponente no tuvo lugar gracias a que, a cada canasta suya, los naranjas respondieron anotando al dejar de lado los nervios, conscientes de que en los momentos clave, la duda y la falta de confianza son las peores compañeras de viaje.

Frente a SIH, los jóvenes jugadores de rojo confundieron el carácter con la ira, craso error cuando te enfrentas a hombres que de niños forjaron su personalidad a base de dignidad, orgullo y decisión ante las desavenencias de la vida. Gracias a ello, supieron eludir con maestría sus provocaciones, empujones y golpes, aunque fruto de la lucha alguno tuviera que pasar momentáneamente por la enfermería. En el bando contrario, la desesperación hizo naufragar a los oponentes en un mar de técnicas y faltas antideportivas. 
 
Ahora, tras esta sufrida victoria, toca mirar al domingo siguiente sin temor, con ganas de seguir sumando, sin descartar nada y dando alegrías a sus seguidores, entre los que un día más se encontraban varios menores. “¿Pero, no cree usted que, ante tanta violencia, este no es espectáculo para niños?”, interfirió un miembro de la cañallesca en la rueda de prensa posterior al encuentro. “No, al contrario, hay que traer a los pequeños para que aprendan pronto que la vida es dura y que muchas veces las cosas no son fáciles“, respondió con rotundidad el capitán naranja. Amén.
 
PD: Este humilde cronista se toma la libertad de dedicar esta victoria de SIH a Antonio Escohotado, el célebre filósofo fallecido el mismo día del encuentro con el que compartíamos ciertas aficiones. Descanse en paz


FICHA TÉCNICA

Resultado: Maritornes,32 - SIH, 43 - Ubuntu, 33.

Parciales: 1-14, 10-9, 11-7 y 10-13.

Jugaron por SIH: Uli (18), Guille (17), González (2), Juan (2), Tino (2), Foro (1), Álvaro (1), Mínguez y David.
 

 


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